Las acciones gubernamentales deben tener un aquí,
un ya y un cómo.
Y en lo propuesto en la carta de
intenciones del pasado lunes, solo observamos metas y objetivos a 2 y a 3 años
plazo.
Necesitamos acciones inmediatas para
atender el estado de “indigencia” en que se encuentran casi 345 mil
compatriotas.
Me hubiera gustado ver cuáles son las
acciones concretas para reducir el alto costo de la energía, pues a pesar de
que el petróleo se ha desplomado de 100 a 75 dólares el barril, en 3 meses, no observamos
un descenso trascendente en el precio de los combustibles y por ende, de la factura eléctrica. Lo más grave fue escuchar,
en la Comisión de asuntos Agropecuarios y Recursos Naturales el día de hoy, al
señor Carlos Obregón, Presidente Ejecutivo del ICE decir que en Costa Rica no
hay crisis energética, afirmación que fue respaldada por el Ministro de la
Presidencia; y que por lo tanto, el proyecto de contingencia eléctrica no es
necesario y no será convocado para sesiones extraordinarias.
También hubiese sido de mi agrado
escuchar el avance del decreto de emergencia emitido el 8 de mayo, relacionado
con la intervención inmediata de los 13 puentes y alcantarillas. 6 meses de
espera y sin avances tangibles.
En materia de una verdadera reforma
educativa, pilar imprescindible para combatir la pobreza, no se dijo
absolutamente nada. He sostenido de manera reiterada, que nuestro país necesita
reorientar la educación secundaria y superior hacia el área de las tecnologías,
la informática, la educación financiera, y el conocimiento de nuevos idiomas.
Pero nada se planteó en tal sentido. Hoy en la República se indica que el nivel
de inglés del país es tan bajo que actualmente se ubica entre las últimas
posiciones de Latinoamérica.
Se hizo énfasis en que se van a
finalizar las obras de infraestructura con algún grado de avance que vienen de
anteriores administraciones. Eso es algo lógico y poco novedoso. Sin embargo, no
se habló de nuevos aeropuertos internacionales ni en la Zona Norte, ni en la
Zona Sur, áreas de mayor depresión económica y rezago social; ni de tomar los
millones de dólares subutilizados de los fondos de pensiones complementarias
para ese tipo de proyectos, mediante fideicomisos de titulación de obra, cuyo
uso ya fue autorizado por el CONASSIF.
Tampoco de megaproyectos de
generación de energías limpias a través
de esta sana figura de financiamiento con capital nacional ocioso.
No escuchamos acciones inmediatas
para flexibilización de jornadas laborales,
que permitirían contratación de más personal, reducción del desempleo y aumento
de la eficiencia en las empresas.
La ciudadanía ya está cansada de
planes, promesas y nobles intenciones.
El tema de los deteriorados servicios
de salud pública en la seguridad social brilló por su ausencia. Parece que no
existe interés en una agilización con calidad en la atención sanitaria. El
ineficiente sistema del modelo actual en la prestación de estos servicios
continúa intocable; intuyo que continuará así para los años venideros.
La primera ley de la burocracia es proteger a la burocracia, como lo afirmó con sapiencia el
expresidente Reagan, y entonces vemos cómo gremios y feudos del sector público,
salen inmunizados después de haber boicoteado la importación y también la
exportación de la producción nacional, durante 14 días.
Cada 4 años un nuevo plan nacional de
desarrollo, y cada vez menos y menos desarrollo. Esa es la historia.
El país no requiere planes
cuatrienales repetitivos, sino verdaderas políticas de estado en los temas
apremiantes que he mencionado.
Se dice que un gobierno se dibuja en
sus primeros 12 meses de gestión. Sr. Presidente y señores del gobierno…..los
próximos 6 meses deben ser fructíferos en acciones evidentes, o el desencanto y
la inacción que estamos observando, puede llenar de una mayor frustración a un
pueblo incauto y confiado como el nuestro, que refrenda cada 4 años su
reiterada candidez electoral.
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