lunes, 8 de diciembre de 2014

El aumento de la pobreza es lamentable

La semana pasada nos deparó una desagradable noticia. Ochenta mil nuevos compatriotas han pasado a engrosar el gran contingente de costarricenses en condición de pobreza, con un mayor énfasis en las zonas costeras.

El 22.7% de nuestra población, esto es, más de un millón doscientos mil ticos viven en precarias condiciones, y no les alcanza el dinero para suplir sus necesidades básicas en vivienda, salud, acceso a la educación, electricidad y otros servicios, y tampoco les alcanza el dinero para adquirir una canasta de alimentos elemental para su subsistencia y nutrición.

El año 2014 será recordado por ser el año en que, el índice de pobreza, después de 6 años de no descender ni subir, se ha disparado en casi 2 puntos porcentuales.

Amarga noticia para todos, pero más amarga todavía para aquellos políticos que creen en el asistencialismo social permanente del estado, como la mejor opción para el desarrollo.

Más de 650 mil millones de colones al año, invertidos en en diversos,  frustrantes  y dispersos programas de acción social, no han deparado los resultados esperados en el combate contra este flagelo social.

Esto significa en parte, que la población objetivo a quien se dirige la ayuda no es la correcta, y a que los recursos asignados se consumen en programas vagos, sin evaluaciones ni controles adecuados.

Y es que, quienes han dirigido y dirigen las políticas para reducirla, no han querido comprender que la mejor política social es la creación de un clima de inversiones apropiado.

La única opción para ir reduciendo estos índices, es una política agresiva de generación de empleo, sustentada por un lado, en  una educación orientada a la capacitación en nuevas tecnologías,  al aprendizaje de nuevos idiomas, y al estímulo al intelecto creativo de nuestros alumnos, y por otro, a la reducción de tramitomanía, de regulaciones legales y ambientales de ideologías tasnochadas, que han fortalecido a grupos de poder que, al amparo de los monopolios y granjerías estatales, han dañado el clima para la creación de nuevos empleos,  y han golpeado la atracción de nuevas inversiones para la generación de los mismos.

No logro entender como un gobierno socialista en el vecino país del norte, se dispone a iniciar un megaproyecto, para construir un ambicioso canal interoceánico, y en nuestro país, un grupo de seudo-ambientalistas, trata de frenar un proyecto de mil millones de dólares para la zona atlántica, mediante recursos dilatorios ante una SETENA,  igualmente complaciente e ineficiente para resolver con prontitud estas acciones.

No es con ayudas y migajas estatales como el pueblo de Costa Rica puede salir adelante. Estas pueden paliar las necesidades temporales, pero año con año, veremos con tristeza como más compatriotas aumentan el contingente de pobres, si no damos un viraje en el modelo vigente.

También hemos perdido 5 puestos en el ranking del BANCO MUNDIAL EN EL ÍNDICE DE FACILIDAD PARA REALIZAR NEGOCIOS, BAJANDO DEL LUGAR 78 al 83,  DE 180 países analizados. A nivel latinoamericano el país es noveno en esta medición, y nos superan países como Colombia, México y Chile, entre otros.

No hay política que produzca más desempleo y recesión que el aumento y la creación de nuevos tributos, sin embargo, la receta que nos anuncia el actual gobierno, son nuevos impuestos a  discutirse en este parlamento a partir del mes de diciembre próximo.

Preparémonos entonces queridos costarricenses, para un año 2015 con poca generación de nuevas fuentes de trabajo, y con el aumento de los índices de pobreza, si el gobierno mantiene su obcecada actitud en materia de política económica y fiscal.

Aquí en el legislativo daremos las luchas que se deban dar, pero el pueblo también debe hacer sentir su voz en todos los foros, para que, con razones y argumentos válidos, logremos convencer al poder ejecutivo, de un cambio de rumbo necesario para crear el clima de inversión que el país requiere con urgencia.

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