Tengo que empezar diciendo que, el
discurso presidencial se orientó más hacia un informe del estado de cosas
actuales, tanto en su presentación macroeconómica como en la presentación del
marco teórico del futuro combate de la pobreza.
Nada novedoso en políticas de
generación de empleo, ni en acciones de reducción de tarifas eléctricas para
mejorar competitividad. Tampoco nada de acciones urgentes en materia de
desregulación y reducción de trámites ni requisitos para iniciar o consolidar
inversión nacional o extranjera.
Conceptos básicos de economía nos
dicen que para duplicar el ingreso anual per cápita de una nación, es necesario
crecer al menos en un 6% anual del PIB durante 20 años, cifra muy lejana del
conformista 3,5 % de crecimiento actual en nuestro país.
La reducción de la pobreza ha sido misión
imposible, y en los últimos 16 años ha
rondado el 21%; más de 1 millón de costarricenses viven sin poder llenar sus
necesidades básicas vitales de alimentación, educación, vivienda, salud,
vestido, trabajo digno y remunerado. El estado costarricense seguirá gastando
más de 700 mil millones de colones al año en diversos y muy dispersos
programas asistenciales, porque no ha
querido entender que con dádivas mensuales o diarias a través de la caridad de
las instituciones, jamás podrá reducir estos índices de pobreza.
El programa “Puente al Desarrollo”, citado por el Sr. Presidente,
que tiene como meta impactar la pobreza extrema, mediante la identificación y
atención coordinada, directa y con seguimiento permanente, de 54.600 familias
ubicadas en 75 distritos prioritarios, puede ser bien intencionado, pero sigue
siendo un programa de corte asistencialista de mediano plazo. Pienso que sería
más efectivo un abordaje en conjunto con empresarios, para generar fuentes de
trabajo in situ en los 75 distritos, mediante incentivos directos para aquellas
empresas que desean matricularse, en
clara concordancia con las condiciones geopolíticas, culturales y educativas de
cada uno de esos distritos.
Ejemplo de ello es observar como en zonas de la Gran Chacarita, en
Barranca, y en Paquera de Puntarenas, entre otras, se pudren los mangos maduros
en el suelo de los patios de las casas en tiempos de cosecha, sea porque
empresarios dedicados al procesamiento de cítricos no encuentran incentivos
municipales ni a nivel central para abrir emprendimientos, o sea porque el
estado ha sido incapaz de orientar y apoyar la organización de las madres
pobres y jefas de hogar que ahí abundan, y convertirlas en copropietarias de
pequeñas empresas procesadoras artesanales de este tipo de cítricos.
Siento que las convicciones ideológicas de quienes hoy nos
gobiernan, y también de algunos de sus socios políticos, no les permite pensar
que las alianzas público-privadas han sido el mejor modelo de desarrollo para
sacar naciones de la pobreza. En países desarrollados como Japón, Estados
Unidos, Suecia o Noruega, están muy claros que la quiebra de “empresas insignia”
como la Toyota, la Chrysler, la General Motors o la Volvo, serían catástrofes
financieras y laborales de repercusiones inimaginables, y por ello no tienen
reparo en darse la mano en momentos de crisis. Lo público y lo privado deben
ser aliados y no adversarios como a veces se da en nuestro país.
Otro ejemplo doloroso que he observado en visitas recientes a
algunos cantones, es el suministro de agua potable. Nos contaba el Presidente
Municipal de Cañas, don Néstor Delgado, que ese municipio no da permisos de
construcción de viviendas de bien social, ni de hoteles o estructuras mayores,
desde hace muchos años, como tampoco permisos de apertura de negocios tan
sencillos como una simple soda, y la causa de ello es que NO HAY AGUA. Vean las
ironías que ahí se dan; resulta que a 6 kilómetros de Cañas pasa el Río
Corobicí, caudaloso y potente con abundantes corrientes de agua aptas hasta para
el rafting, por sus fuertes rápidos, grado tres.
¿Cómo es posible que el cantón de Cañas tenga paralizado su
desarrollo económico, existiendo abundancia de recurso hídrico a tan solo 5
kilómetros?
Me pregunto, ¿qué hace el Ministerio de Salud, rector de
Acueductos y Alcantarillados, y qué está haciendo Acueductos entonces? Y ¿qué
hace la Presidencia de la República encargada de supervisar tanto al Ministerio
como a la Institución Autónoma encargada de suministrar agua a la ciudadanía?
¿Acaso está prohibido que Acueductos y la empresa privada se den
la mano en proyectos de suministro y distribución del preciado líquido?
Hace escasas semanas decía nuestro Jefe de Fracción en este
plenario, que era increíble ver como en Ojo de Agua de San Rafael de Alajuela,
brota el líquido a borbollones de forma permanente, y en todo el norte de
Heredia, a escasos 15 kilómetros, ya no puede autorizarse más proyectos de
vivienda con la excusa de que no hay agua. ¿Cómo es posible que Acueductos y
Alcantarillados no pueda construir solo, o en alianzas, un enorme tanque de
captación en las alturas del norte de Heredia, bombear el líquido desde Ojo de
Agua hacia dicho tanque, y luego distribuir por gravedad el agua hacia los
diversos cantones de las partes baja de Heredia?
Nada de esto es imposible cuando se tiene deseos de hacer algo,
cuando de verdad se quiere trabajar en serio, y sobre todo, cuando se nombra en
las diferentes instituciones del estado a auténticos gerentes con capacidad de
mando, y no a los amigos compañeros docentes del claustro universitario.
Escuché también al señor Presidente, lamentarse y solidarizarse
con los miles de pacientes que llenan las listas de espera en citas a
especialista, cirugías electivas y en procedimientos diagnósticos de diversa
índole.
Enfatizó que iba a entrarle de lleno a esa temática, pero no le observé
una determinación clara en proponer acciones concretas tendientes a disminuir
esa plétora de pacientes.
Tampoco le percibí una determinación en llamar a cuentas a la
Presidencia Ejecutiva de la Caja ni a su equipo gerencial.
En nuestro partido Movimiento Libertario hemos sostenido desde
hace más de tres campañas electorales, que solo con la concurrencia de otros
actores en el sector salud, entiéndase, cooperativas, asociaciones,
fundaciones, o sociedades anónimas, que oferten sus servicios a la seguridad
social, será posible paliar la enorme cantidad de pacientes en listas de
espera. Debemos entender que la CAJA no es una institución DE CARIDAD, ES UNA
ASEGURADORA OBLIGATORIA DE SALUD, MONOPÓLICA Y ESTATAL, Y COMO TAL ESTÁ EN LA
OBLIGACIÓN DE DAR ATENCIÓN OPORTUNA Y DE CALIDAD A SUS COTIZANTES.
De tal forma, que si debe comprar servicios a proveedores externos
para atender con rapidez a sus clientes, debe realizarlo sin temores y con determinación. El éxito de la gestión
externa de los EBAIS de Montes de Oca y Curridabat, y la satisfacción de los usuarios de los
servicios de salud en esos cantones, así lo reflejan.
Señor Presidente, si el estado no funciona bien en algunas de sus
áreas de competencia, no tenga temor en involucrar al sector privado. Los
esfuerzos de lo público de la mano de lo privado, han generado, repito,
exitosas experiencias en otras naciones. El imitar modelos de gestión exitosos
ya probados, es una alternativa gerencial que no debemos despreciar. Las
barreras ideológicas no deben estar nunca por encima del bien común.
Al final de su discurso, el Presidente enumeró una serie de
proyectos de ley que desde su óptica, deben ser aprobados con celeridad, pero
no veo en dicha lista ninguno para facilitar le generación de empleo; tampoco
para generar competitividad reduciendo el precio de la electricidad, y menos
para poner límite a gastos presupuestarios voluminosos e improductivos. La
contención de los mismos no se ve por ningún lado.
La misma Contraloría General de la República ha dicho ya que aún
subiendo o aplicando nuevos impuestos, no se va a reducir el déficit fiscal
sino se da un drástico recorte en los gastos programados para este año 2015.
Sr. Presidente, los actos gubernamentales se juzgan por las obras
y por las decisiones valientes. La ciudadanía ha sido benévola en la
apreciación hacia su persona, y usted todavía tiene margen de acción para no
dilapidar más su capital político.
Debe aprovechar el puente de plata que varias fracciones
legislativas le están dando con el nuevo Directorio Legislativo, y liberarse de
secuestros ideológicos que en nada lo han beneficiado.
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