jueves, 8 de enero de 2015

El Gobierno está optando por socavar su capital político

El  Semanario Universidad del miércoles 10 de diciembre, dio un seria campanada al Partido Acción Ciudadana y al Gobierno de Luis Guillermo Solís.

La encuesta del CIEP, Centro de Investigación y Estudios Políticos de la UCR; nos dice que se desdibujan las esperanzas del cambio y se apaga la alegría, tras 7 meses de la Administración actual.

Entre julio y noviembre, las opiniones positivas acerca de la gestión del Gobierno cayeron de 39,2% a 30,8% y los criterios desfavorables pasaron de 19,8% a 34,5%.

Hay desconfianza en el rumbo del país. En tal sentido, quienes tenían una percepción positiva del rumbo, disminuyeron del 33,1% al 27,7% y las personas que creen que el país va mal o muy mal, aumentaron del 37,6% al 45,5%.

En resumen, las opiniones desfavorables acerca del desempeño del Gobierno se duplicaron tras el ascenso del PAC y de Luis Guillermo Solís al poder.

Los hallazgos de este último estudio de opinión elaborado por el CIEP de la UCR, son claros en advertir un fuerte cambio en la tendencia de las opiniones. Pareciera que la euforia de los “selfies” en las redes sociales, y de las posturas simbólicas sobre temas controversiales, se le agotan como promotores de la actividad  Presidencial.

El alto costo de la vida, la poca acción y la parsimonia de sus acciones le pasan la factura al Presidente.

La ciudadanía quiere más acciones concretas y menos discursos retóricos y planes de desarrollo.

El pueblo está deseoso de ver decisiones en materia de política energética, de obras de infraestructura trascendentales, de cambios positivos en el modelo de atención en salud, de reformas educativas orientadas al aprendizaje de idiomas y de desarrollo tecnológico.

Todos los costarricenses aspiramos a un mejor estilo de vida.
El gobierno no quiere actuar tampoco en resolver las serias investigaciones del diario La Nación sobre el precio que pagamos por nuestros combustibles, en donde se ha descubierto un escandaloso concubinato entre la Aresep, sus jerarcas y la Refinadora que no refina, para mantener subsidios ocultos y altos impuestos a todos los carburantes y salarios de funcionarios que consumen la mitad del gasto institucional, situación que nos ha llevado a tener los precios más altos en Centroamérica, y una peligrosa y creciente facturación eléctrica.

Creo que la Comisión de Control de Ingreso y Gasto Público tendrá que intervenir pronto, para esclarecer aún más la realidad de lo que sucede a lo interno de esas oscuras confabulaciones en la fijación de  tarifas en hidrocarburos.
El levantamiento del veto a la Reforma Procesal Laboral, emitido por el anterior gobierno, tampoco es la solución, por más compromisos políticos existentes. Reconozco que esta ley es un importante avance en cuanto a la celeridad de los procesos laborales, pero no puede convertirse en un caballo de Troya, permitiendo las huelgas en servicios esenciales como salud y seguridad. El control del Directorio Legislativo no justifica poner en riesgo la estabilidad laboral y el clima de inversiones en el país.

La votación de la ampliación del plazo cuatrienal del proyecto para una discusión tranquila, desapasionada, analizada  en frío  y consensuada de esa reforma y sus nuevas adecuaciones, era lo procedente. La moción de ampliación del plazo ya estaba presentada y no era necesario optar por acciones precipitadas como la que se tomó.


El Presidente Solís se está quedando solo a 7 meses de su gestión, día con día dilapida el capital político que lo sentó en Zapote; y pierde aliados políticos necesarios para lo que se avecina en esta Asamblea Legislativa.